jueves, 10 de septiembre de 2015

Bar do Bacana

Hacia tiempo que pasaba por delante de este bar que es típico de petiscos pero no me decidía a entrar.
Por las noches y fines de semana esta super lleno. De lunes a viernes a la hora del almuerzo esta accesible de gente.

Por fin me decidí y fui a comer.

El Bar es del mismo propietario de la red Belmonte. La idea de este Bar es ofrecer petiscos típicos a precios accesibles. Y la verdad es que lo consiguen.

De lunes a viernes tienen menú del día que a día de hoy son R$15,90 bien servido sin bebida. Tiene lo típico, no esperéis gran cosa en este aspecto.

En cuanto a los petiscos, probamos algunos y la verdad es que nos soprendió gratamente.
Los que veíamos pasar a las mesas de al lado tenían una pinta tremenda, pero no daba para comer tanto.


En lo referente a bebidas, ademas del consabido chopp, tienen botellas de marcas variadas, cosa que no acontece en otros bares de la zona como el clipper o chico e alaide o el mismo bracarense por mencionar algunos.

Merece la pena pasar a probar algo.

domingo, 9 de agosto de 2015

Burle Marx

Después de casi cuatro años por Rio de Janeiro, finalmente marcamos para ir a visitar el Sitio de Burle Marx.
La verdad es que es un paseo que merece la pena. Es un Sitio / parque natural donde el artista vivió y desarrollo gran parte de su trabajo.
Esta excelentemente mantenido y para hacer la visita hay que reservar con anterioridad ya que hay un numero máximo de visitas y los grupos ademas no son muy grandes.
Vas acompañado de un guía que te va contando tanto la historia del lugar como un poco la vida del artista.
Al reservar se puede pedir el guía en Ingles o Portugués. El precio son 10 Reales y los menores de 6 no pagan. Tiene un estacionamiento para los visitantes. 
En este enlace podéis ver los teléfono o email para hacer la reserva.

Si lo visitáis en un día no muy caluroso, es mucho mejor, ya que todo el parque esta entre el bosque y hay bastante humedad. 












Un poco de información sobre el artista:

Roberto Burle Marx fue el paisajista más importante de Brasil y el creador del paisajismo moderno -tal como lo nombra el Instituto Americano de Arquitectos-, es lo mínimo que se puede decir de este artista que nació en São Paulo en 1909 y vivió hasta 1994.
Pintor, ceramista, diseñador de joyas, artista de grabado y tapiz, cantante barítono, escultor, escenógrafo, ecologista, botánico y un cocinero entusiasta y exigente, son papeles que el paisajista también desempeñó con éxito, además de hablar siete idiomas. "Una vida entera de trabajo, perseverancia y, sobre todo, talento" como declaró en una entrevista la artista plástica Zélia Salgado, considerada la primera dama de la escultura abstracta en Brasil.
Hijo de Wilhelm Marx, judío alemán, y de Cecilia Burle, francesa radicada en Recife, ciudad en la que se conocieron, mudándose luego para São Paulo, donde nace Roberto. Su padre, además de dedicarse al comercio del cuero era un hombre culto, amante de la música clásica y la literatura europea -y estaba suscripto a revistas de jardinería-, y su madre, era pianista, cantante y una ferviente jardinera. Con lo cual el amor al arte, la música, las plantas y la vocación por saber, lo acompañan desde la infancia. Otra persona de gran influencia fue su niñera Ana Piascek, polaca, quien le enseñó a preparar los canteros para plantar las mudas e influyó sobre su gusto por la cocina. 
En 1913 la familia Burle Marx se muda al barrio de Leme, en Rio de Janeiro. Pero su profundo interés por el mundo vegetal se da cuando conoce los invernaderos del Jardín Botánico de Berlín -ciudad a la que viajaron para que su padre se atendiera un problema en la vista-, donde descubre plantas brasileñas que no sabía que existían.

Durante los dos años que pasan en Europa (1928-1929), Burle Marx toma clases pintura, de piano y canto, y después de visitar una exposición colectiva de Picasso, Klee y Matisse y una retrospectiva de Van Gogh, decide estudiar pintura en forma académica.
El camino del artista
De regreso a Brasil, siguiendo el consejo del arquitecto Lucio Costa, su amigo y vecino, se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes (actual Museu de Belas Artes do Rio de Janeiro). Allí conoció a Oscar Niemeyer, Hélio Uchôa y Milton Roberto. Es decir que desde temprano estuvo rodeado por los hombres más destacados de la arquitectura modernista brasileña. Uno de sus profesores fue Cândido Portinari, a quien luego auxiliaría como asistente para pintar los murales del Ministerio de Educación y Salud, entre 1937 y 1938. A los dos años, decepcionado con los métodos académicos, deja los estudios.
A partir de allí, con el apoyo de su familia, construye su propio camino. Entre fines de los años 20 e inicio de los 40 mantiene un estilo expresionista, y desde esta década pasa a interesarse por el cubismo, movimiento con el que se siente representado "simplemente porque fue esa escuela la que quebró el academismo". En los 50 se aproxima al abstraccionismo y comienza a crear mosaicos de formas construidas con una geometría libre, más orgánica. Lo mismo sucede con la utilización del color, que se vuelve más lírico y poético. Es durante esta fase que elabora los paneles para el Conjunto Residencial do Pedregulho, en 1951, en el barrio de São Cristovão (hoy en día, famoso por la Feira de São Cristovão), Rio de Janeiro. Edificio elogiado por Le Corbusier en su pasaje por Brasil.
Burle Marx concebía el arte como un sistema de formas, colores y ritmos -lo mismo pensaba de los jardines, a los que denominaba "obras vivas"-. Su espíritu meticuloso e investigador le permitió pasear por todas las vertientes artísticas sin casarse con ninguna. Su talento era tal que conseguía crear con las más diversas técnicas y herramientas. Aunque el artista plástico acabó siendo opacado por el paisajista -al menos ante los ojos del mundo- Burle Marx realizó innumerables exposiciones individuales y colectivas, tanto en Brasil como en el exterior.

Aquí tenéis algunos enlaces para ver sus obras como paisajista.

·         Los Jardines de Burle Marx
·         Brasilia, la capital de Brasil




miércoles, 22 de abril de 2015

Morro da Conceição

Después de visitar el Monasterio de San Bento, fui a dar un paseo por el morro de la Conceição ya que esta al lado, entre el monasterio y el futuro puerto maravilla.

El morro de la Conceição es el lugar donde comenzó la ocupación de Rio de Janeiro. Este, junto con los morros de do Castelo, de Santo Antônio y de São Bento, formaban un cuadrilátero por donde creció la ciudad durante 3 siglos desde que se fundara en 1565. Algunos de ellos ya no existen por el crecimiento urbanístico de la ciudad.
Pese a todo lo que ha cambiado la cuidad desde entonces, los habitantes de esta zona aseguran que el estilo de vida en esta pequeña área no cambio mucho ya que lo escarpado del lugar lo aísla de la vida cotidiana del resto de la ciudad, y razón no les falta.
Es curioso pasear por sus empinadas calles y ver como hay churrascos improvisados en las puertas de las casas y como la gente te saluda y te invita a charlar con ellos.

Históricamente el nombre que tenia era Morro do Valongo. El morro, ni es ni fue nunca una favela. Tiene pocos registros de crímenes o robos. En 1590 se inicio la edificación de la pequeña iglesia de Nossa Senhora da Conceição, que hoy en día aun existe y fue restaurada.

En el morro se encuentran el Serviço Geográfico do Exército, el Observatório Astronômico do Valongo (UFRJ), la Igreja de São Francisco da Prainha (1696), la Fortaleza Militar da Conceição (1718) y al norte del morro la Pedra do Sal, roca donde llegaban los navíos con esclavos traídos de África.



En 1905, se construyo en su zona oeste el Jardim Suspenso do Valongo, Un mirador muy bonito que se ha restaurado por cuenta del las obras del Puerto Maravilha.

Paseando por el morro, se ve la inclinación de las calles, las construcciones antiguas, el buen estado de conservación de todas las casas, y como decía, la hospitalidad de las gentes. Me llamo la atención la cantidad de ateliês  (talleres de arte) que se encuentran en la zona.